17/12/12

Pudding (XV) del fín del mundo (I)

Sabéis que cuando ofrezco pudding, en realidad tengo la creativitad de vacaciones (o tirada en un portal en la calle ciega de vozka)
Esta semana mundo se acaba, según las algunas histéricas que hasta hace cuatro días lo único "Maya" que conocían era la abeja, y no la civilización de la que se han hecho talifanas.
 La verdad es que hay detallitos que a una le dan picorcitos en el txumino. (oaghj! me ha salido en euskera).
Anoche, algún pajarraco abobinable - probablemente una gaviota del PP -  lanzó un mojón-palomino de medio kilo en mi mano cuando patinaba por el tinglado. Menuda puntería la muy cabrona.  (quien me iba a decir que mis protectores de mano me protegerían contra esto) La muy salvaje estaría aguantándose todo el día - probablemenete a las órdenes de Rita - para lanzarme la bomba-aviar.  Ya sabéis todas que Rita me tiene una envídia enorme y me la tiene jurada.  El escatológico "chof" pudo escucharse hasta en el rincón de Ademúz y los salpicones dejaron inservible tanto mi modelito Lonsdale como medio chandal de la osa que tenía a mi lado. No sabéis cómo doy gracias a Diossa que las primas de riesgo no estuvieran presentes, porque hubiera sido mi fin en sociedad. No quiero ni pensarlo.

Otro trágico final: el de un robot aspirador roomba en el recién inagurado Mediamarkt de Bonaire. 
Y es que todo era rollo fín del mundo. Colas en la autovía a las 12 de la noche, aparcar a 1,5 km  de la tienda; y luego una cola de chonis, Jonatans y Vanessas que le daba la vuelta a la manzana (en plan concierto de Lady GaGa). Una invasión de chusmilla poligonera que no sé qué pensaban encontrar dentro, porque no regalaban NADA. Pero aquello más que una cola parecía un casting de Gandia Shore. Terrible:  La gente se colaba; las chonis y sus maromos se indignaban, amenazaban y  varias peleas, gritos, chuleríos, gallitos, mucho maquillaje y ostias. 
Tuve un momento de debilidad en el que pensé que igual tenía razón la cerda del PP que dijo en la Cortes que las ayudas, los más pobres se las gastaban en TV de plasma.  (video)
Al final nos colamos (Nelson, eres el puto amo, porque no sé cómo no acabamos con la cara arañada por las chonis)  Pero tras la peor media hora de mi vida y dos docenas de ataques de frenesí en las colas por si nos descubrían, entramos y pude respirar tranquila. Bueno, no muy tranquila porque la música de megafonía (un bucle cansino de "Starships" de Nicki Minaj y "Move like Jagger" de Maroon 5) daba tanto por culo que a su lado, cualquier Bershka parecería una biblioteca de Teruel.
Saqué esta bonita foto de una roomba 581 (negra) y una 531 (blanca) en plena demostracion de sus cualidades en su plataforma elevada, de la que sus sensores impedían caerse. (imprescindible cuando una vive en un aticazo duplex con escaleras, Oaghj!!)

Se hizo imposible comprar esa noche y nos fuimos (y aún habia cola para entrar);  Así que volví al día siguiente y ahí seguía únicamente la roomba oscura, sobreexplotada, tras 20 horas de jornada intensiva, abandonada por los sindicatos. Me acerqué a ella  y  me confesó: "me tienen negra". A los pocos segundos un estruendo terrible hacia presagiar lo peor. La tienda retumbó; el musicón paró; la gente se agolpaba alrededor de la cabecera del lineal de roombas. había mil pedazos negros por el suelo. La roomba se había suicidado, desactivó sus sensores de caida y se lanzó al vacío. Descansa en paz, compañera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

por el precio del robot ese contratas una descendiente de mayas que te limpie