Publicado 19/6/12 en Palabra de Activista / Publico.es (Shangai Lily)
El pasado sábado Mario Vaquerizo se convirtió en la estrella del
Orgullo Gay de A Coruña, organizado por el PP, o así lo pregona
triunfalmente
La Voz de Galicia.
No es casual la promoción, apoyo y protagonismo que el PP le da al
marido de Alaska, Vaquerizo representa a la perfección el tipo de gay
que el PP quieren imponer: reprimido, casado con una mujer, sumiso,
divertido bufón y cómplice de la homófoba Iglesia. Un
absurdigay,
vaya. Para los que quieran cuestionar mi presunción de homosexualidad,
baste leer los encajes que tiene que hacer para justificar su
sexualidad:
Soy bisexual teórico acaba diciendo en esa entrevista, en un alarde de absurdez sólo equiparable al de
aquél infeliz absurdigay
que se presentó en la calle Génova a celebrar la victoria de Rajoy
declarando que él votaba al PP y que estaba “con el PP a muerte”. Cuando
a continuación se declaraba feligrés incondicional del Orgullo Gay y
Cristina Pedroche cuestionaba su esquizoide contradicción, el
absurdigay
respondía con un planteamiento altamente ideológico, concienciado y
democrático: “A mí los demás me dan igual. Yo voto por mis cosas y tal”.
Bravo, así se han conseguido los derechos gays y que tú no estés en una
cárcel, criatura, con un montón de gente a la que los demás les daba
igual y sus cosas y tal. A tamaña injuria añadió que aunque el PP negase
el matrimonio homosexual él para sí lo podía llamar matrimonio en la
intimidad… Pedroche le acabó replicando: eso es un poco raro, ¿no? Eso
es como decir me gusta el blanco pero luego coges el negro. A lo que el
absurdigay
respondió avergonzado: sí, es un poco raro. Como cayendo en que no le
había dado muchas vueltas a su traición y ahora que lo respondía en frio
caía en que es una pedazo cabronada. Como mínimo tirar piedras a tu
propio tejado, por no mencionar aprovecharse de los sacrificios,
lágrimas y muerte de muchxs activistas que han conseguido esta libertad
en la que tú retozas escupiendo a nuestra historia. Luego, una horda de
lacayos correrá a gritar palabras como “libertad de expresión”,
“respeto”, o “tolerancia”, para a continuación, dos líneas más abajo,
pasar a insultar, humillar y despreciar a la comunidad LGTB o a expresar
su deseo “legítimo” de volver a la Edad Media con sus hogueras y sus
apedreamientos.
Ese es el juego que oportunistas como Mario Vaquerizo juegan:
colaboracionistas que miran para el otro lado cuando los cristofascistas
acosan, persiguen o humillan a cualquiera que no se someta a su
hipocresía. Ese intento de hacer pasar por mera frivolidad divertida su
apoyo a medios ultrahomófobos como la COPE o a gurús del odio como
Cristina López Schlichting o Losantos, es un negocio rentable. Pero no
consigue pagar la endohomofobia de quién, como Vaquerizo, sufre de una
obsesión por encajar en lo “guapo”, lo “cool” o lo correcto al precio
que sea. Una obsesión que le ha llevado a prácticamente
promocionar la anorexia o
una extraña dieta a base de cervezas que más de uno tildaría de puro
alcoholismo… pero tiene la aprobación del amo heterosexual que es lo
importante. Bueno, y dinero, y fama, y a muchos desconocidos trotando a
su alrededor que no le dejan estar a solas y pensar un solo segundo.
Como ya dije una vez, lo que me preocupa no es él, sino esa cohorte de
adolescentes que acaban creyéndose la mentira y cayendo en adicciones y
problemas que a veces nunca superarán. Lo he visto en persona porque
tengo el dudoso placer de conocer personalmente a Mario de un par de
fiestas privadas. No puedo responsabilizar a Mario de las decisiones de
otros, pero sí de colaborar en esa glamurización de la estupidez
autodestructiva en la que vivimos: no me hagas pensar, entretenme y
hazme adicto a la aprobación de mi verdugo. Las nuevas generaciones cada
vez tienen menor resistencia al adoctrinamiento corporativo y
prácticamente ningún pensamiento crítico.
Por otro lado, el Orgullo no-Gay que se celebró en A Coruña el sábado
representa también la estrategia del PP para colonizar, secuestrar y
distorsionar a la comunidad gay. Como se leía en esta noticia de
El País que titulaban
Negreira apoya la celebración del Orgullo Gay en A Coruña,
un titular que destaca la absurdez de un Alcalde y presidente del PP
de Galicia que por un lado habla de luchar contra la discriminación y
por el otro tiene interpuesto un recurso de inconstitucionalidad al
Matrimonio Homosexual:
El Ayuntamiento de A Coruña dirigido por el popular
Carlos Negreira destina una partida de 27.000 euros a los actos
conmemorativos del Día del Orgullo LGBT, con los que pretende contribuir
a la lucha contra la discriminación que aún existe en ámbitos como el
matrimonio homosexual o la adopción. Su partido, sin embargo, tiene
recurrido ante el Tribunal Constitucional la ley que permite estas
uniones.
La concejala de Cultura, Ana Fernández, destacó que el acto central
será en los jardines Méndez Núñez. El evento, que calificó como “una
fiesta muy divertida”, arranca con el desfile que recorrerá la ciudad en
tren.
Es importante esta puntualización que la concejala de Cultura hace
cuando llama al Orgullo Gay “una fiesta muy divertida”. Esa es la
estrategia para desactivar cualquier amenaza reivindicativa o activista
del movimiento gay: convertirnos en petardas bufonas destinadas a
entretener y divertir a los heteros. El Orgullo para el PP no es un acto
de reivindicación, no es un homenaje a esas trans, maricas divergentes o
bolleras que se enfrentaron a la policía un 28 de junio de 1969 en el
Stonewall Inn para decir “¡Basta ya! ¡Yo no tengo por qué soportar tus
humillaciones! ¡No voy a seguir jugando a que me tengo que esconder!”,
es una fiesta más, sin color, olor o sabor. Y sin ningún contenido
político o reivindicativo. El juego del PP es que ya está todo
conseguido y que, sobre todo, lo único que quieren las maribollos es
folclore y fiesta. Pan y circo. De este modo se olvida que no es igual
comer tu pan e ir al circo cuando estás en tratamiento psiquiátrico
porque tu familia te obliga a ir a un psiquiatra del Opus o de los Kikos
que te atiborra de alprazolam para esconder la ansiedad que la
homofobia que vives cada día en tu familia, en la calle, en las aulas,
en la Iglesia, te produce.
Esa es la estrategia del PP y la Iglesia, secuestrar el movimiento
gay y sus símbolos para vaciarlos de todo sentido y contenido y
convertirlos en mortíferas burbujas de aire en las que fenecen todos los
que se sienten solos, alienados, discriminados, culpables… cuando vayan
a buscar un mensaje de apoyo, no lo encontrarán en ningún lugar. El
único mensaje es: no pienses, no aprendas, no adquieras herramientas con
las que defenderte de esas agresiones cotidianas. La única herramienta
es la adicción, la evasión, la asimilación. Si disimula quién eres y
copias lo que te decimos que debes ser algún día no te sentirás
diferente.
El problema es que la diferencia nunca muere. Sólo se disfraza de
“normal”. Y como lo “normal” no existe (lo que es normal para ti puede
ser una aberración para mí), lo que queda es tu dictadura que impone tu
idea de normal.
Un mismo espacio cambia de sentido dependiendo de quién lo llene. Si
llenas los locales “gays” de Chueca de homosexuales endohomófobos, que
aceptan que son anormales, que ciertas cosas no se deben hacer en
público, que la homosexualidad es algo privado, algo de lo que
avergonzarse en público y reservar para el dormitorio, ser discreto,
como cacarea el PP desde siempre… eso ya no es el espacio de libertad
que fue Chueca; es otro espacio de opresión, adoctrinamiento y miedo.
De eso hablará mi venidero libro “Adiós, Chueca”. Creo que
entenderéis la despedida si dejáis que el PP y afines nos roben nuestros
espacios, mecanismos y señas de identidad. Ya está pasando. Desde
dentro.